martes, 30 de junio de 2015

Dentro de El Barquillo


















¿Cómo se hacen estos conos papá?-pregunta Laurita y señala la parte inferior de su helado de fresa. Mientras el padre le explica, recuerda a sus amigos de la fábrica El Barquillo quienes elaboran dicho producto, además de panes y otras variedades de repostería, como parte de un proyecto de iniciativa municipal de desarrollo local. 
 
Luego de su inauguración el 2 de agosto de 2013, la provincia de Matanzas ha recibido sus beneficios ya que según María Eugenia Romero García, funcionaria del gobierno al frente de esta esfera, “no solo ha logrado aumentar el nivel de productividad y calidad de sus ofertas, también contribuye con un por ciento de sus ganancias a las acciones sociales llevadas a cabo por el Consejo de Administración Municipal(CAM).
DEL SUEÑO A LA REALIDAD
“En estos momentos este el único proyecto que está aportando al CAM y contribuye a la materialización de otros”, destaca Hildeliza Romero Ercia, funcionaria de la Vicepresidencia de Economía del Consejo de Administración Provincial (CAP).
El panqué capitolio de 40 gramos, gaceñiga de 575, coscorrones, barquillos y tres tipos de pan de 80, 60 y 40g, son los principales productos que hoy se preparan en esta entidad.
 “Nuestros clientes son Comercio, Gastronomía y organismos con financiamiento en divisas. Vendemos en todos los mercados de Cadena Ideal y cada fin de semana abastecemos la Feria de Matanzas. Además de la gaceñiga, suministramos a algunas bodegas nuestro pan a través de los precios de correlación, lo que se encuentra bajo estudio para conocer la aceptación de la población, explica Alberto Valdés Martínez, director de la Unidad Estatal de Base Comercial de la Empresa Provincial de Alimentos. 
“La fábrica es eficiente y sus resultados superan las expectativas. Por solo citar un ejemplo, en marzo, debía alcanzar los 114 mil 46 pesos e hizo 139 mil 325, lo que representa el 121,7 por ciento”, agrega.
Mientras, Enrique Denis Martínez, almacenero, comenta: “Empezamos haciendo seis toneladas de repostería al mes y ya estamos en las 17 con aspiraciones de subir. Lo mismo sucede con el pan, que de 12t ya ascendimos a 20”.
SIN CORRIENTE NI TRANSPORTE
Mas, persisten dificultades como el transporte y la necesidad de un equipo electrógeno, elementos indispensables para facilitar la distribución de los alimentos, así como el aprovechamiento del horario de trabajo y de la materia prima.
“Aunque esta última se mantiene bastante estable, el problema es que no podemos prescindir más de un medio propio para trasladar los productos, ya que los automóviles que nos presta la empresa requieren reparación y no son fijos”, señala Niurka Alonso Otero, auxiliar económica de la entidad.
Por otra parte los empleados plantean que cuando hay interrupciones en el fluido eléctrico no solo se atrasa el proceso, sino que, si tienen los hornos encendidos, se pierde la producción.
 Sobre el tema Valdés Martínez, comenta que esto se encuentra sometido a análisis, pero aún no han determinado qué se va a hacer. Por otra parte, aunque ya entregó la fundamentación solicitada por el gobierno para responder la primera inquietud, todavía aguarda por la respuesta. “Si hoy no producimos más se debe a dicha situación”, añade.
CERQUITA DEL HORNO
Más allá de los obstáculos, la juventud y la experiencia se amalgaman en este quehacer para llevar a la población los frutos de la eficiencia y el esfuerzo. Así lo demuestra Ernesto Benítez Barroso, mecánico que trabaja hace más de 40 años en el local, incluso cuando todavía no existía el proyecto:
 “Es una tarea compleja porque con el paso de los años, las piezas originales de la máquina de hacer barquillos se han deteriorado mucho y he tenido que hacerlas de nuevo para garantizar su funcionamiento”.
Los 25 empleados que aquí laboran, de los cuales la edad promedio oscila entre los 30 y 35 años de edad, no se dan por vencidos y se sienten orgullosos del oficio que desempeñan.
“Aquí la primera palabra es producción. Si se va el fluido eléctrico tenemos que quedarnos hasta muy tarde para cumplir con los valores establecidos, pero nos sentimos estimulados y comprometidos con nuestro trabajo”, manifiesta Arnaldo González Caboverde, quien con solo 24 años es el responsable de repostería.
Así, al oír en la calle de Medio, o en los hogares de los diferentes municipios donde expenden tales productos, criterios como: ¡qué buena la gaceñiga!, “ojalá vendieran ese pan en mi pueblo”  o ¡verdad que esos muchachos merecen el reconocimiento de todos!”, no resulta imposible creer que alternativas como esta se pueden potenciar en aras de contribuir al mejoramiento de la economía y la sociedad.











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