martes, 8 de septiembre de 2020

Eres y serás siempre periodista “En la vida no hay espectadores. El telón se levanta. Hombres: os he amado. ¡Estad alerta!” Julius Fucík Periodismo, quieres estudiar Periodismo. Y poco a poco tu cuarto se va llenando de periódicos, mapas, libros, en vísperas de una prueba de aptitud y la incertidumbre del futuro frente a la boleta. Renuncias a las horas de sosiego para aprender cuanto puedas, para devorarlo todo y saber de pintores, deportes, países o políticos. Aún no conoces a ciencia cierta cómo será esta profesión, pero te encanta leer los artículos de algún periodista en particular o admiras a ese pariente que logró convertirse en uno de los buenos; entonces te esfuerzas, te sacrificas hasta el cansancio para conseguirlo. Luego de las pruebas, el escalafón, las clases en la Universidad, llega el día de la primera entrevista con el temor de pecar de novato y la ilusión del trabajo publicado. Y llegan así también los sinsabores, porque no lo sabías, pero sí…, optaste por una carrera de espinas. A veces hasta te preguntas por qué la escogiste entre tantas o si vale la pena cada herida de este camino en el que no consigues esconder tus errores, porque sencillamente los publicas. Sin embargo, es cuestión de tiempo. Puedes flaquear y hasta caerte ante las vicisitudes, pero un día te das cuenta de que al final de todas las encrucijadas hubieras decidido lo mismo. Periodista, quieres ser periodista; porque te gusta desentrañar lo bueno de la gente y tejerlo con palabras o advertir lo malo esperanzado en el mañana. Comprendes, como el inmortal «Gabo», que sin demeritar al resto, escogiste el mejor oficio del mundo, porque a veces eres abogado que condena y salva, otras maestro, doctor, albañil, ingeniero, campesino; porque incluso en los momentos en que no sabes nada, lo aprendes casi todo. Por eso este 8 de septiembre celebras orgulloso el . Recuerdas las palabras de Julius Fucík en su Reportaje al pie de la horca, antes de que el nudo corredizo de la sentencia nazi oprimiera su cuello, y te sientes heredero de un legado escrito en la cárcel de Pankrác, durante la primavera de 1943. “A los camaradas que sobrevivan a esta batalla final y a los que vengan detrás de nosotros, les estrecho fuertemente la mano. (…) hemos vivido para la alegría; por la alegría hemos ido al combate y por ella morimos. Que la tristeza jamás vaya unida a nuestro nombre”. (Fucík, 1987,69) Esta mañana, cuando guardas con prisa tu bolígrafo y tu agenda, mientras pretendes esquivar los típicos elogios de la fecha, recuerdas que hace 77 años fue ejecutado en Berlín el redactor de Rudé Právo y de Tvorba, el periodista que escribió sus memorias en la cárcel, cuyas hojas manuscritas fueron extraídas clandestinamente para que el mundo conociera un trozo de historia fiel a su vida. Y de nuevo comprendes que tu profesión no se resume a cientos de likes o receptores en el éter, ni a los halagos detrás del trabajo que logró cautivar a más lectores. Eres y serás siempre periodista, porque decidiste crecerte frente a la página en blanco para defender hasta el cansancio la justicia. Sabes que entre abrojos y tropiezos, antes de que caiga el telón, el camino también te regalará sus flores.

Cuando un hombre sabe a dónde va