martes, 7 de abril de 2015

Mucho ruido y pocas soluciones

















Hace 43 años Irma y Manuel viven en el yumurino barrio de La Playa. Al principio su morada solía ser el sitio ideal para disfrutar la brisa del mar después de una intensa jornada de trabajo. Sin embargo, hace varios años el idílico sueño se tornó en pesadilla debido al excesivo volumen de la música en el centro recreativo La Sirenita, ubicado frente a su casa.

 
La historia se repite en diferentes hogares de la zona, así como en otros lugares donde los fines de semana el ruido protagoniza noches de desasosiego. Peor aun resulta si a ello se suma la indisciplina de ciertos choferes que para saludar o hasta por diversión, usan el claxon de sus vehículos sin importar la hora.
Teniendo en cuenta que los daños ocasionados por los elevados niveles sonoros en clubes nocturnos o discotecas, medios de transporte, etc., van más allá de una simple preocupación, en Cuba existen leyes que regulan los niveles admisibles y tolerables. Pero… ¿realmente se cumplen tales regulaciones en Matanzas?
¡BAJA LA MÚSICA DJ!
Según Dayli López Carrazana, también de La Playa, a veces realizan tres fiestas diferentes al unísono en La Sirenita. “Los sábados, sobre todo, ponen el audio desde por la mañana hasta la madrugada y tan alto que las paredes retumban. En ocasiones me parece que tengo la orquesta tocando dentro de mi cuarto”.
Mientras, Manuel Zamora Bernal aunque plantea haber notado cierta mejoría en los últimos meses, hace un llamado a la conciencia social, pues con anterioridad ha sucedido lo mismo y luego los problemas vuelven a resurgir. Incluso cuenta que él y su esposa, Irma Méndez Arregoitia, han tenido que salir de su vivienda y regresar cuando concluye la actividad.
Por otra parte Beatriz Pareja Fernández asegura que a pesar de no vivir tan cerca del centro recreativo, muchas veces la dirección del viento también la convierte en víctima de esta situación. “Soy arrendataria –comenta-, y mis clientes se han quejado cuando esa música o la de El Tenis les perturba durante la madrugada. Pienso que los responsables deberían tener en cuenta que por aquí hay varios alquileres y eso nos perjudica”.
Diversos son los criterios: “Estorba sobre todo a los adultos mayores”, “¿No comprenden que incomodan a los enfermos?”. Ante los excesivos decibeles hasta los niños toman la palabra, como lo hizo el pequeño de Delhin González Arias al decir: “esa rumba no me deja dormir”.
LA RESPONSABILIDAD ES DE… ¿FUENTEOVEJUNA?
Muchos deben recordar la obra literaria donde todos los habitantes del pueblo Fuenteovejuna asumen la responsabilidad de un hecho condenado por la justicia con el objetivo de encubrir a los culpables concretos. La intención de la comparación no es herir sensibilidades, sino alertar sobre el papel que desempeña cada institución u organismo matancero cuando de este asunto se habla.
Según el artículo 152 de la Ley 81, el Ministerio de Salud Pública, el  de Trabajo y Seguridad Social y el de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), son los encargados de dictar y proponer, según proceda, medidas, restricciones, prohibiciones o estudios relacionados con el tema. Sin embargo, a pesar de que no se mencionan en el acápite los Consejos de Administración Provincial y Municipal, el Ministerio de Cultura y la PNR desempeñan un papel fundamental al respecto.
El teniente coronel Antonio Santana Denis, jefe de unidad de la PNR en la ciudad, asegura que su organismo ejecuta acciones: concede permisos para realizar actividades hasta las doce de la noche y multa a los infractores. Pero, a pesar de dicho argumento, no es un secreto para nadie que resta mucho por hacer.
Por su parte, Antonia Estévez Villar, especialista ambiental en la oficina de Inspección y control del Citma, señala que “existen serias dificultades con los equipos de medición de ruido. Los compañeros del sector de la Salud tenían un sonómetro, pero estaba en mal estado”.
José Evaldo Guerra Báez, jefe de departamento de Higiene Comunal en el Centro de Higiene y Epidemiología, añade que ya el dispositivo se rompió y el bloqueo económico ha dificultado de forma considerable la adquisición de nuevas tecnologías. “Pero también resulta imprescindible la creación de una comisión en la cual todos los organismos sumen sus esfuerzos”.
Otro factor que dificulta la solución del problema lo constituye el sucesivo cambio de administración en dicho centro recreativo, por eso hoy, más allá de enfatizar en la opinión del encargado del establecimiento, Girón hace un llamado a cada involucrado para que tome cartas en el asunto. Al final La Sirenita es solo un ejemplo, entre tantos donde se olvida la frase del Benemérito de las Américas, Benito Juárez, cuando dijera que “el respeto al derecho ajeno es la paz”.


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