¿Cuántas veces te has sentido perturbado al advertir un punto blanco en el
rostro? Quizás dicho suceso solo ocurra esporádicamente, pero cuando se trata
de acné las cosas cambian.
Según los expertos entre el 18 y el 44% de las personas con acné sufren
depresión y más de la mitad presenta cuadros de ansiedad.
Por lo general el acné se presenta en la
adolescencia y afecta a un 80% de este grupo poblacional, como consecuencia de
la interacción entre hormonas, sebo y bacterias que viven sobre la piel, dentro
de ella y también en el cabello. Durante la pubertad, aumenta la actividad de
las glándulas sebáceas de la piel con producción excesiva de sebo.
Sin embargo también existen
algunas formas especiales de acné que pueden afectar a recién nacidos o a personas
adultas expuestas a determinados productos industriales (acné ocupacional), o a
quienes ingieren determinados medicamentos como los corticoides orales (acné
inducido por fármacos), siendo estas formas clínicas menos frecuentes que el acné
juvenil clásico.
Por tanto, para descubrir las verdaderas causas de tal enfermedad es
imprescindible acudir a un especialista. Pero, existen algunos hábitos que
pueden resultar beneficiosos para evitar la aparición de acné como
desmaquillarse antes de dormir, lavarse la cara después de hacer ejercicio para
así evitar la acumulación de toxinas y sudor en la piel, cambiar con frecuencia
toallas y fundas de almohada, no manipular los granos porque esto puede agravar
el problema. Además es aconsejable retirar el pelo de la cara con el fin de que
este no se introduzca en los poros y genere infecciones.
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