viernes, 13 de mayo de 2016

Queratina: ¿Producto mágico? (+ Fotos)



 














Anabel se mira en el espejo y como detenida en el tiempo observa su pelo dañado. Ya no conserva el brillo y la suavidad de antes, ahora sus hondas no están definidas y tienen demasiado volumen. Hace unos días una amiga le recomendó hacerse la queratina asegurándole que quedaría como nueva.

Como Anabel muchas mujeres cubanas recurren a este popular tratamiento para solucionar las agresiones provocadas por el sol, viento y descuido. Sin embargo, ¿todas conocen los riesgos que supone el uso desmedido de este producto?

AMIGA O ENEMIGA

La queratina es una proteína natural de las uñas y el cabello, responsable de su fuerza, cuerpo y vitalidad, pero este último la pierde con el paso del tiempo, exposición a los rayos solares, secadoras y planchas.

Según los medios digitales existen dos tipos de tratamientos con queratina: el que no contiene formaldehído y los permanentes, como la brasileña o de chocolate (por solo mencionar algunas marcas) que sí incorporan esta sustancia para garantizar resultados más duraderos y efectivos.


 
















El empleo de formol en los salones de belleza ha generado polémica en todo el mundo, porque a pesar de su contribución a que las moléculas de queratina se queden juntas y se mantenga el lacio, los especialistas afirman que las concentraciones superiores al 0,2 por ciento, pueden ser perjudiciales para el organismo.

Dulce María González Blanco, especialista de primer grado en dermatología explica que este compuesto puede provocar lesiones en el cuero cabelludo como dermatitis, inflamación, enrojecimiento, vesicoampollas, edemas, angioedemeas o exudación, que a veces llegan a extenderse hacia la cara y el cuello.

Su concentración dificulta la entrada de aire y puede provocar incluso un shock anafiláctico, reacción rápidamente progresiva, en la cual se produce una disminución de la presión arterial con riesgo para la vida. De ahí la importancia de los nasobucos y guantes, aunque estos no siempre son suficientes para garantizar la protección.



 











PARA LUCIR HAY QUE SUFRIR

El dicho ha pasado de generación a generación, como una especie de consuelo para los incontables martirios que sufren las mujeres en su afán de saberse hermosas. Quizás por eso, a pesar de los presagios sobre este “mágico producto”, todavía muchas lo prefieren.
 Algunas jóvenes como Aymara Valladares Manresa reconocen que el tratamiento no se debe aplicar con mucha frecuencia, pues aunque devuelve al pelo ciertas propiedades, también es muy fuerte. Sin embargo, “cuando se trata de tener el pelo lacio, todas queremos la queratina”, agrega.

Yurisleidy Algudín Perdomo se la hizo una sola vez cuando cumplió 15 años y cuenta que sintió como si se ahogara ante el intenso olor. Mientras, Karla González Orta asegura que a ella no le causó ningún malestar.

Y es que como expresara González Blanco, sus acciones negativas varían en dependencia de las condiciones del local, que debe estar ventilado, así como de la susceptibilidad del paciente.




“Aunque todas no tienen el mismo olor, me afecta las cuerdas vocales y por eso no la realizo”, comenta Griselda Larrido Cordero, peluquera desde hace varios años en la ciudad de Matanzas.

Por el contrario, Gretchen dice que prefiere la cirugía capilar o queratina con bajo por ciento de formol. “No empleo la marca Evans de chocolate porque es muy peligrosa. Los clientes a veces llevan a las peluqueras frascos con el nombre del tratamiento por fuera, pero sin saber en realidad su verdadero contenido y eso les ha causado daños”.

Lo preocupante es que por lo general los clientes lo compran o se someten a él sin conocer la procedencia, marca, empresa productora e incluso los ingredientes de su fórmula. Otras quizás ignoran que en varios países está prohibida su comercialización por ser catalogado como producto cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud, de ahí que a sabiendas de su prohibición algunos fabricantes utilicen nombres alternos y variantes del formaldehido como aldehído metílico, formalina o metanal.

 

 Sin dudas, presumir de la cabellera perfecta es una tendencia innata de las féminas que se ajusta a la época y a los cambiantes cánones de la moda, sin embargo urge indagar sobre el origen de los productos que utilizamos y tomar las medidas de protección ante un tratamiento de queratina, o de lo contrario escoger alternativas menos agresivas sin formol o amoniaco, porque vale recordar que la hermosura va de la mano de un cosmético mucho más valioso: la salud.

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