jueves, 5 de febrero de 2015

Cuevas de Bellamar: Joya matancera



 

Por mucho tiempo escuché hablar sobre las Cuevas de Bellamar, sin conocer realmente las maravillas que encierra esa joya matancera. Unos hablaban de estalactitas y estalagmitas, otros de cómo fue su descubrimiento y algunos hacían referencia a los excelentes servicios culinarios que allí se ofrecen. Sin embargo, no fue hasta el día que, junto al grupo de Periodismo y dos amigos santiagueros, pude visitar el conjunto de cavernas.





Hoy recuerdo esa experiencia porque precisamente en febrero de 1861 fueron descubiertas las Cuevas de Bellamar cuando en la finca de Manuel Santos Parga  un esclavo perdió su barreta mientras abría un hueco en el suelo. Así comenzaron las investigaciones y pronto salió a la luz el secreto que escondían las rocas de aquellos parajes.
Solamente en los dos primeros años las Cuevas de Bellamar fueron visitadas por más de dos mil personas, lo que representó un éxito científico y turístico para la provincia. Y es que no es de extrañar el interés de los foráneos por estas galerías y pazadizos que según se calcula comenzaron a formarse hace 300 mil años aproximadamente. Incluso, los estudiosos afirman que la planicie en la cual se encuentran las cuevas, se halaba originalmente bajo el mar y formaba parte de la bahía de Matanzas.   
 Llenas de agua mientras permanecieron bajo el nivel de mar y visibles hoy, debido a los movimeintos tectónicos que hicieron que la zona se elevara, estas cavernas son consideradas Monumento Nacional por la belleza de sus galerías y cavernas, los importantes hallazgos paleontológicos, además de su amplia gama de procesos cristalinos. Por tanto, quienes visitan Matanzas, no deberían dejar que otro se lo cuente y  llegar hasta las Cuevas de Bellamar.   

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