miércoles, 8 de julio de 2015

Maternidad o aborto: ¿conflicto en la adolescencia?




















Por:Jeidi Suárez García y Lianet Fundora Armas




Hoy hace dos meses que Carlos le pidió una prueba de su amor y desde entonces no ha vuelto a verlo. Todo sucedió tan rápido, no fue como en las novelas donde las flores y las velas adornaban el lugar, y las parejas se juraban estar juntos para siempre. Más bien resultó una cuestión de demostrarle que ya no era una niña, además él es el muchacho más popular del pueblo…
 
La incertidumbre atormenta a Laura mientras espera junto a su mamá en la fila para hacerse un aborto. La madre no puede creer el giro inesperado que experimenta la tranquilidad familiar a punto de celebrar los quince años de su hija.
Hace algún tiempo que Laurita no se sentía bien. Sin embargo, no fue hasta la semana pasada cuando le comentó que tenía la menstruación atrasada, -¡Claro como tú siempre estás trabajando, apenas tengo tiempo de conversar contigo!- aquella frase le estremeció el alma.
El momento se acerca, la puerta se abre y escucha el nombre de su hija, que avanza en silencio con el rostro lleno de lágrimas. Un impulso la lleva a tomarla del brazo y alejarla del salón –Mi niña, no lo hagas, yo voy a apoyarte…- Ambas se abrazan y desde aquel momento Laura decide asumir la maternidad.
MEJOR PRECAVER…
 “Según las estadísticas más recientes las muchachas se están embarazando a edades muy tempranas y la cantidad de adolescentes que se realizan abortos también ha aumentado”, comenta Magalis     Chaviano Moreno, directora provincial de Salud Pública.
Y es que los números que muestra Inés Díaz Olano, especialista de Registros Médicos en el Hospital Ginecobstétrico Julio Rafael Alfonso Medina, dejan a muchos con la boca abierta. “De enero a mayo de 2015, se han efectuado 1381 abortos inducidos, 36 de adolescentes entre 12 y 14 años, 263 en el grupo de 15 a 18 y 62 en el de 19, cifras mucho mayores que las de 2014”, explica.
Sin dudas, la situación es alarmante. Cada vez son más quienes, errados, ven esta opción como método anticonceptivo y desechan las verdaderas alternativas que existen para evitar un embarazo no deseado.
“Nos preocupa que muchas han venido en varias ocasiones, lo que quiere decir que no se protegen. No concientizan la necesidad de usar preservativo, no solo para evitar el embarazo, sino también las infecciones de transmisión sexual, señala Ángel Puig Vega, director de la institución.
“Además pueden recurrir a los dispositivos intrauterinos y a los métodos hormonales entre los que figuran las tabletas anticonceptivas, los inyectables y los implantes, agrega”.
POR UN CAMINO DE INSEGURIDADES
Ante la noticia de un embarazo no planificado varios factores golpean a los jóvenes: el temor ante un mundo desconocido lleno de responsabilidades, la negativa a interrumpir los estudios y la presión de los padres. Sin embargo, aunque no es menos cierto el cambio que trae consigo la etapa de gestación, la mayoría no valora los riesgos de las interrupciones.
“Este grupo etario no está preparado para asumir la maternidad y la misma les puede generar trastornos en los estudios, familia, economía, etc., pero el aborto no constituye la mejor vía ya que puede dejar huellas imborrables desde el punto de vista psicológico y biológico, alerta Lianet Abreu Monzón, psicóloga del centro.
“Creen que se les acaba el mundo, pero no comprenden que mantener relaciones desprotegidas representa una puerta abierta a las enfermedades y eso sí es un problema. Por otra parte, el mayor porcentaje de pacientes que atendemos en las consultas de infertilidad confiesan haber acudido al aborto en otro momento”.
Armando Avellaneda González, jefe del departamento de Legrado del hospital, señala: “La interrupción voluntaria del embarazo a través de la introducción en la vagina de tabletas de Misoprostol puede generar síntomas como fiebre, escalofríos, dolor, sangramiento, vómitos. Se expulsa con una o varias dosis o finalmente se realiza aspiración de la cavidad uterina y se realiza el seguimiento por ultrasonido.
 “Otro procedimiento es el quirúrgico que se realiza raspando o legrando la cavidad uterina. Estos métodos son a ciegas y con frecuencia traen consigo infecciones, hemorragias, retención de restos, perforaciones uterinas, histerectomía (vaciamiento), complicaciones anestésicas, infertilidad y la muerte. Mientras más se repitan mayores son los riegos.
A partir de su trabajo por algún tiempo en dicho servicio, María de Lourdes Díaz Morales, licenciada en enfermería afirma que las adolecentes pueden sufrir más consecuencias que las adultas, porque sus órganos no están preparados para tal agresión. “He visto casos de apenas 15 y 18 años, que a causa de infección postinterrupción, han perdido el útero y es que a veces ni siquiera hacen el debido reposo físico, ni sexual”, resalta.   
DE ESPALDAS AL SALÓN
Dar un paso atrás cuando ya se ha escogido la senda más corta, casi siempre resulta difícil para quienes dentro de varios meses se convertirían en madres. Pero, en esta institución un equipo multidisciplinario no se da por vencido y hace realidad cada lunes el Día del Adolescente.
De esa forma, antes de someterse al procedimiento requerido, las muchachas reciben charlas educativas donde se les explica los riesgos que corren, los cambios que se producen en esa etapa de la vida y se da lectura al consentimiento informado, documento que debe ser firmado por la propia adolescente, sus padres y el especialista.
“Sin el consentimiento de la paciente no se puede proceder, pero hemos presenciado cómo ciertos progenitores influyen tanto que las llevan a aprobar la interrupción. Incluso, después del conversatorio algunas se han marchado y la semana siguiente regresan decididas a abortar.”, destaca Abreu Monzón.

No obstante, algunas como Aivis Díaz Soler y Rosaura Ajete Marín, confiesan que aunque no lo buscaron, asumen con alegría la maternidad y cuentan con el apoyo de su pareja y seres queridos.
El Día del adolecente surgió hace más de cinco años como parte de una campaña nacional por la planificación familiar, teniendo en cuenta la complejidad del desarrollo psicológico durante esta etapa, donde la educación y apoyo de los tutores desempeñan un papel primordial; por eso el doctor Román Domínguez Dorta junto a un equipo multidisciplinario del centro, hacen de cada lunes espacio idóneo para la reflexión.
El inicio de las relaciones sexuales a edades tempranas, los cambios constantes de pareja, la insuficiente comunicación con los miembros de la familia, son problemáticas que deben convertirse en centro de atención para que las adolescentes vivan esta etapa de cambios sin cometer errores que marquen para siempre sus pasos, o le impidan disfrutar a plenitud el regalo de la vida.

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