jueves, 1 de octubre de 2015

Fiesta entre canas y sonrisas



















Julia lleva cientos de historias enredadas en su cabello grisáceo. Le encanta hablar de cuando su papá repartía bonos del movimiento 26 de julio o cuando ella y su hermana Dulce aprendieron a coser usando hojas de árboles.
Es como una niña pequeña, a la que se le achinan los ojitos ante un helado de cono con trocitos de maní y le gusta sentarse los domingos una hora antes frente al televisor para que nadie le cambie el canal de Palmas y Cañas. Pero…a la vez es sabia, sabe tejer consejos, preparar cocimientos contra la tristeza y cocinar unos ajiacos que con la dosis de su sonrisa tienen la magia de fortalecer el corazón.
 Aunque muchas veces confiesa sentirse mal porque quisiera tener la salud de antaño para trabajar más, vive orgullosa de sus canas. Por eso este primero de octubre sintoniza Radio 26 para escuchar a los mariachis mientras escoge arroz y al mismo tiempo celebra el Día Internacional del Anciano, instituido por la Organización de las Naciones Unidas en memoria de Ema Godoy Lobato, escritora mexicana que dedicó su vida a trabajar a favor de ese segmento poblacional.
Resulta que para ella sus 76 años constituyen motivo de celebración y orgullo: suma de achaques, pérdidas y cicatrices, pero prueba de sacrificio, regocijo de cultivar retoños luego de tantos desvelos, regalo de constancia y experiencia.
Julia sabe que Cuba se encuentra entre las naciones más envejecidas de América Latina y que según las estadísticas para 2025 uno de cada cuatro cubanos tendrá más de 60 años; pero no olvida que más allá de alcanzar una edad avanzada, lo importante es hacerlo con una buena calidad de vida, cuya receta es sentirse útil y disfrutar del cariño de la familia, pues como ella misma escuchó decir en cierta ocasión: “envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”.

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