jueves, 18 de diciembre de 2014

Periodistas sin apellidos



 









La sociedad actual, regida por las nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), ha dado paso a cuantiosos cambios en las diferentes esferas de la vida. Los descubrimientos cada vez más avanzados logran captar la atención del inmenso público mundial  mientras ocupan un lugar preponderante en las relaciones  humanas. 

 El espacio virtual adquiere nuevas funciones, pues, de ser un simple medio para la obtención de información, se convierte en el soporte donde el hombre expresa opiniones, hace amigos,  realiza compras,  desenvuelve conflictos y satisface sus necesidades. Como resultado hoy se habla de ciberespacio,  usuarios o periodismo ciudadano.  Sin embargo los nuevos términos constituyen, a penas, uno de los diversos elementos que evidencian la influencia ejercida por las (TIC) en el ámbito económico, político y social.
 Del mismo modo que el desarrollo científico –tecnológico ha influido en el lenguaje, ha revolucionado el campo de la información y por ende las rutinas productivas de los medios donde a los profesionales de la prensa se les hace cada vez más difícil cumplir con los valores de la noticia. Prominencia, veracidad  e inmediatez cobran un sentido aun mayor  para los periodistas en un espacio donde el profesionalismo deja de cobrar importancia y el lector cambia su rol pasivo de receptor para convertirse también en emisor de información.
 Nos encontramos así frente a la Sociedad de la Información donde sus miembros tienen la capacidad de obtener y compartir información de forma inmediata desde cualquier lugar del mundo. Muchos creen que esta sociedad  puede impulsar el desarrollo  económico, cultural y social de los pueblos, pero la clave está en la capacidad que tengan los hombres para saber encausar dicho objetivo.
Sería un error aislar el periodismo de Internet a pesar de las dificultades que la amalgama de estos elementos ha generado para los profesionales de la prensa. El ejercicio de la palabra trata de adaptarse y sobrevivir en un medio donde la prensa adquiere incluso otros nombres como  ciberperiodismo, periodismo hipermedia o digital.
Con el desarrollo de dicho lenguaje nacen, incluso géneros propios del medio como el dossier monográfico, la infografía digital y el reportaje multimedia. El periodismo se renueva a medida que aprovecha  otras posibilidades de expresión donde el espacio y el tiempo no constituyen un obstáculo producto de la multidireccionalidad y policronismo que caracterizan a Internet.
 El periodista de la era digital, ante un medio en constante transformación,  debe batirse con las armas del oficio ya aprendidas e incorporar otras para hacer valer su profesión y demostrar que cualquiera puede llevar la noticia, pero no todos conocen la mejor forma de hacerlo.
Respuestas atrevidas y responsables, contenidos de calidad que se anticipen a lo que viene, son algunas de las exigencias de los lectores. Todo esto obliga a los profesionales de la prensa a buscar alternativas que permitan aprovechar las innovaciones tecnológicas y ayudar a construir un mundo más justo.
Corresponde  al profesional de la prensa enfrentar estos cambios mediante la redacción atrayente y veraz, que le confieran credibilidad. Es necesario para ello el estudio, la actualización continua y la capacidad de adaptación al mismo tiempo que se dejan a un lado los moldes caducos, pero sin olvidar los valores humanos y la ética.
Así como expresara la periodista Yirmara Torres “el periodismo hipermedia exige una preparación superior. Engloba en un solo medio todas las divisiones profesionales que existían hasta hace unos años: derrumba el mito del profesional de prensa escrita, de radio, de agencia o de televisión y nace el reportero digital, que debe ser ante todo integral, o periodista, sin apellidos.”


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