martes, 20 de junio de 2017

El beso amargo de la droga












 



Por: Jeidi Suárez García y Adrialis Rosario Zapata
Daniel no es alcohólico, ni le gusta fumar. Tampoco anda de fiesta en fiesta, ni con malas compañías. Es un joven tranquilo, que conoce los secretos de la madera y cómo se juntan las hojas de palma para hacer un rancho. Pero un día Daniel descubrió también sin querer los efectos de la droga.

Bastó una tarde de tragos, de esas que no acostumbraba, para que ciertos “amigos” a escondidas le colocaran psicofármacos en su bebida. Esa noche ellos lo dejaron sin fuerzas en el regazo de la madre y Daniel terminó en el policlínico con sueros.

Así llega de forma silenciosa esta enemiga cuyas consecuencias para la salud comprenden desde la infección por el VIH/sida o la hepatitis B y C (por inyección de estupefacientes), hasta dependencia, sobredosis, suicidios y lesiones. De ahí la importancia de recordar sus riesgos en vísperas del Día Internacional de lucha contra el uso indebido y tráfico ilícito de drogas, el próximo 26 de junio. 



 

MEJOR NO EMPEZAR


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la drogadicción altera el funcionamiento natural del sistema nervioso central del individuo y además es susceptible de crear dependencia, ya sea psicológica, física o ambas.


Algunos como Reynol Pérez García, vecino de Pueblo Nuevo reconocen sus dañinas consecuencias para la salud y la economía, pero no logran desprenderse de este hábito.

Otros piensan que no constituye un problema mientras se haga de forma ocasional, sin embargo esta forma de consumo también puede aumentar el riesgo de accidentes, lesiones y problemas interpersonales.

Su consumo puede modificar la conciencia, el estado de ánimo o los procesos de pensamiento y provocar alteraciones en el comportamiento, percepción y juicio. En dependencia del tipo, cantidad y frecuencia provocan alucinaciones, intensifican o entorpecen los sentidos, además de provocar sensaciones de euforia o desesperación.

Como expresaran los ciudadanos Lázara María Armenteros Montalvo y Miguel Fernández Jordán las drogas no solo acortan la esperanza de vida, sino perjudican a la familia y al propio individuo.

Ya lo diría en trabajos anteriores el doctor Vicente Hernández Castro, especialista de segundo grado en Psiquiatría y profesor auxiliar, la adicción constituye un padecimiento complejo y mal conocido, cuyo grado de repercusión trasciende a nivel físico, psicológico, espiritual y social.

PUERTA A PUERTA
Ante la seriedad del tema, el sistema de salud cubano, unido a Educación, Aduana y otros organismos, pone en práctica una estrategia nacional para su enfrentamiento. Sobre la misma la doctora Mirian Doblado Torres, especialista de Psiquiatría y Coordinadora de temas de Salud Mental desde la Dirección Provincial de Salud Pública en Matanzas, explica:

“Dicho plan se enfoca en la prevención y educación para la salud; capacitación intersectorial e intrasectorial; asistencia médica; prescripción, dispensarización, control y fiscalización de psicotrópicos y sustancias de efectos similares, así como la vigilancia e información.

 
“La prevención constituye la acción fundamental, pues es mejor no comenzar, nadie sabe cuándo puede convertirse en adicto. Algunos llegan a este punto por la vía hedónica, en busca de placer, seguridad; otros por la sociocultural, condicionada por el ambiente en que viven; mientras aquellos deprimidos o adoloridos (vía sintomática) creen encontrar en las drogas una salida, pero lo cierto es que estas personas no conocen sus potencialidades y buscan una alegría falsa”, agrega.

Para ayudar a las víctimas de esta enfermedad existe un departamento de Salud Mental en los trece municipios, encargado de atender alcohol, tabaco, drogas e intento suicida y suicidio mediante el seguimiento de pacientes crónicos, consultas antitabáquicas y antiestrés.

 
De acuerdo con el doctor Adolfo Valhuerdi Cepero, coordinador de Salud Mental en el territorio una de las causas del suicidio consumado es el alcoholismo, de ahí la importancia de promover un estilo de vida sano.

Educar a las nuevas generaciones sobre la forma de enfrentar las adicciones e involucrar a los padres para que logren identificar si sus hijos consumen, son algunas de las actividades realizadas por el Centro Comunitario de Salud Mental del Policlínico Samuel Fernández, en el Consejo Popular Playa de Matanzas.

 
“En estos momentos nos centramos en la adolescencia con un trabajo intencionado en el Instituto Preuniversitario Enrique Hart, pero existe además un equipo de ayuda mutua para adultos mayores en Versalles con el objetivo de brindarles asistencia a quienes sufren tales dependencias y de forma voluntaria estén dispuestos a enfrentarlas”, refiere Esther Contreras Héctor, licenciada en Psicología que actualmente cursa la maestría en Abordaje Integral de las Adicciones.

Otra iniciativa es el Proyecto Puerta a Puerta, donde resulta decisiva la participación de los trabajadores sociales “encargados de conocer los estilos de vida de la comunidad y no esperar a que las personas busquen ayuda, sino conocer lo que sucede dentro del hogar”, resalta Elizabeth Zamora Lombardía, presidenta del capítulo de Trabajo Social en la provincia y especialista en Rehabilitación Social y Ocupacional.

Tales acciones constituyen solo algunos ejemplos de los esfuerzos del gobierno cubano para combatir este flagelo que tanto perjudica al mundo. No obstante, hay quienes pretenden asumir los riesgos en busca de un poco de éxtasis.

 
Por suerte, el Daniel de esta historia se recuperó, pero va a ser difícil que olvide el beso amargo de la droga. Ojalá otros como él comprendan el riesgo de abrazar alguna de esas sustancias y quiebren la cadena que los ata a un vicio aparentemente inofensivo, pero cuyo yugo puede conducirlos sin compasión al paredón de la muerte.

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