Maritza llega del trabajo y corre
hasta el baño. Se quita las chancletas. Sube a la pesa y…. ¡no! ha aumentado
dos kilos. Con eso basta para que su autoestima ande por el suelo el resto de la
semana.
Y es que
como Maritza muchas mujeres hoy luchan por tener un peso corporal que cumpla, o
al menos se asemeje, al instaurado por los patrones de la moda internacional. Por
eso no es de extrañar que sueñen con tener busto exuberante, cintura
extremadamente estrecha y glúteos pronunciados.