Texto: Jeidi Suárez García y Lianet Fundora Armas
Fotos:Jeidi Suárez e Internet
¿No la veís? Mi bandera es aquella
que no ha sido jamás mercenaria,
y en la cual resplandece una
estrella,
con más luz cuando más solitaria.
Bonifacio
Byrne
Cuando el abanderado cayó en
aquel combate de Hato de Jicarita, María Domitila saltó de inmediato para
sostener la bandera. Con ella en alto, la mambisa matancera arengó a las tropas
que enardecidas se lanzaron sobre los españoles. En aquella lucha librada entre
el 3 y el 6 de julio de 1896, María Domitila Hidalgo Santana, recibió siete
impactos de balas, pero mantuvo en alto el pabellón cubano.
Al coraje de dicha mujer, le
sucedieron luego incontables manifestaciones de defensa y apego por este y
demás símbolos patrios. Pero en los últimos tiempos su presencia en collares,
pulóveres, bolsos, etc. genera polémica; más aún la tendencia de llevar las de
otras naciones en prendas de vestir, llaveros o carros. ¿Qué factores propician
este tipo de actitudes? ¿Qué refrenda la ley sobre el tema? ¿Cómo sienten los
cubanos con respecto a sus símbolos?
DEFENDER LO NUESTRO
Según Elena Bon Torres, licenciada en
Sociología, el uso incorrecto de los símbolos patrios podría tener varias
causas que, desde su percepción, responden a un proceso sociocultural, mediante
el cual un grupo de personas, no solo en Cuba, se sienten menos identificadas
con ellos o tienen formas novedosas de hacerlo.
“Los procesos de globalización del modelo
capitalista de vida han provocado que las culturas occidentales suplanten los
intentos de rescatar las identidades nacionales en los países latinos. Cuba, a
pesar del bloqueo, no ha estado aislada de estos procesos de transculturación, despolitización,
desapego a los valores patrios y a las nuevas formas de identidad nacional,
agrega.
Por otra parte, de acuerdo con la socióloga,
la dificultad para acceder a recursos como
ropa, calzado, etc., propicia que los cubanos usen prendas y atributos extranjeros
cuyos valores en ocasiones parecen ir en contra de sus convicciones; sin
embargo no siempre resultan de ideologías diferentes, sino de necesidades materiales
que necesitan satisfacer.
Aunque educar sobre la denominación y
significado de los símbolos nacionales constituye una premisa del gobierno
cubano, a los elementos antes mencionados se suma el insuficiente conocimiento
por parte de la población sobre las disposiciones jurídicas que regulan su uso.
HURGAR EN LA LEY
El Decreto 143, además de establecer los
requisitos para izar la
Bandera de la Estrella Solitaria, usarla en ceremonias o
proceder ante su deterioro, prohíbe su empleo como distintivo o anuncio, como
parte del vestuario, pintada, grabada o dibujada en los vehículos (excepto en
el caso de las aeronaves), reproducida en artículos de uso no oficial o de
cualquier modo que impida su libre despliegue.
Tampoco se admite como réplica de cualquier
material con propósitos ornamentales o comerciales, ni para cubrir tribunas o
de fondo, superponer o aparentar superposiciones de diseños de ninguna clase.
En cuanto al Escudo de la Palma Real, además de
lo anterior, tampoco se permite su uso en edificios particulares, documentos
oficiales, ni como parte del vestuario, salvo en uniformes de las instituciones
armadas de la defensa y del interior. Mientras, el Himno de Bayamo no se debe
ejecutar en actividades recreativas, fiestas particulares, como medio de
propaganda, en parte ni como parte de ninguna composición, ni durante eventos
deportivos, salvo en el inicio y clausura de los mismos.
No obstante, sin olvidar el respeto que
merecen como representación genuina de las luchas independentistas y expresión
de la sangre vertida por la justicia, paz y bienestar del pueblo, muchos hoy
cuestionan el motivo por el cual no deben llevarse, siempre y cuando se haga sin
la intención de demeritarlos.
Como expresara Bon Torres “resulta válido reconocer
que quienes prefieren nuestra bandera en sus artículos personales, pudieran
estar demostrando su amor y su respeto por ella”.
Adrián Calderín Lozano, estudiante de décimo grado
expresa: “Los símbolos nos identifican, por eso no debemos dejarlos en el
olvido. Si uno siente orgullo por una bandera tan hermosa como la nuestra, no
existe necesidad de llevar otra”.
“Algunos trabajadores preguntan por qué no
pueden tenerla en la ropa si los peloteros lo hacen. Abogan por su uso
atemperado a los tiempos, no obstante como constituye una ley debemos cumplirla
tanto estatales como cuenta propia”, manifiesta Oria Moliner Pavón, miembro del
secretariado de la CTC
Provincial.
PRIMERO LO PRIMERO
Más allá de las interrogantes, la formación y
educación sobre los símbolos constituye una prioridad que trasciende las modas
o demandas comerciales, por eso el sistema educacional cubano, unido a otras
instituciones enfatizan en la necesidad de respetarlos y cuidarlos.
“Su tratamiento desde la preparación
política, en eventos de historia local y otras actividades donde se resalten
sus valores éticos, exigir y controlar su presencia en los centros escolares,
así como garantizar el espacio para situarlos de forma correcta, son solo
algunas de las acciones que llevamos a cabo en aras de rendirles el honor que
merecen”, destaca Yaíma Rodríguez León, metodóloga provincial de historia.
“En la asignatura Elementos básicos de
preparación ciudadana, estudiamos los orígenes e importancia de los símbolos mediante el ejemplo de
quienes lo entregaron todo por nuestra soberanía”, afirma René Rubén Castillo
Reinoso, alumno del instituto preuniversitario José Luis Dubrocq. Mientras que David Escariz Ramos también de
onceno grado, resalta que a través de las clases comprenden, por ejemplo, cómo
debe entonarse el himno nacional pues “forma parte viva de la historia de
nuestro pueblo y es nuestra responsabilidad preservar ese legado”.
María Anisia Cabrera y Juan Leonel Padrón
Carrasco, profesores de dicha materia, concuerdan en que resulta fundamental el
empleo de medios didácticos que motiven a los estudiantes. Además, la
asignatura se vincula con la historia local al recordar a los creadores de la
enseña nacional, Miguel Teurbe Tolón y su esposa, así como a Cárdenas, ciudad
donde por primera vez se izó.
Como añadiera Carlos Segura Torres,
especialista de la Oficina
de Asuntos Históricos del Comité Provincial del Partido en el territorio,
aunque se observan frutos, aún resta mucho por hacer en función de cumplir la
responsabilidad que cada actor social tiene en este sentido. Y es que en la
frente, en el pecho junto al corazón, allí donde persista la posibilidad de
ennoblecerlos deben permanecer estos elementos que sin importar fronteras o
épocas, distinguirán por siempre a cada cubano.
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